Aquel "mercado intercultural" en Sanfermines

domingo, 21 de octubre de 2007 · Posted in , , , , ,

La primera vez que llegué a Pamplona a la fiesta de Los Sanfermines quedé apabullada por el "gran mercado intercultural" que se abría paso ante mis ojos. Y es que, la fiesta en medio de su celebración, encierros, corridas de toros, gigantes, cabezudos y "excesos", guarda un universo muy particular que, pienso, para cualquier sociólogo, antropólogo o escritor se presenta como un delicioso plato que deborar.
Las calles en Pamplona se abarrotan de "pamplonicas", es decir, hombres, mujeres, niños y niñas vestidos con camisetas y pantalones blancos, pañuelo y faja rojas.

Pero en medio de aquel mar blaqui-rojo, quienes finalmente terminan de completar la escena, aquella escena festiva, casi carnavalesca son los diferentes grupos que se suman a la fiesta desde su particular presencia:

Por un lado, los guiris, aquellos que siendo europeos, no son españoles (el término es usado mayormente para nombrar a los anglosajones) quienes enardecidos por los efectos del vino, cerveza o cualquier otro licor, participan de un "rito" (que nada tiene tiene que ver con la celebración del Santo Fermín), macerados como "peras en vino", se suben a lo alto de una fuente en la calle Navarrería y se lanzan de ella.

Por otro lado, están los grupos de ecuatorianos vestidos como "indios apaches", con las caras pintadas y las plumas en la cabeza, puestos en un gran aparataje técnico con altavoces, micrófonos, pistas musicales y los dedos mal colocados en las quenas, zampoñas y guitarras, pasando horas de horas, haciendo el paripé de músicos experimentados, cobrando monedas por CDs que para nada tienen música de su creación.

Algo similar pasa con los "charros", pero a diferencia de los supuestos "indios", cantan a voz viva aquellas rancheras que logran llamar la atención de los paseantes.

Pero aquello que encontré nada más llegar, aquello que me sacudió y me transportó a un "espacio indeterminado", aquello que abrió mis sentidos a aquel "mercado intercultural", fue una "melodía" que sonaba casi impertinente y que hiso que olvidara por un momento toda esa fiesta sanferminera. Y es que en el paseo de Sarasate, al pie del Monumento a Los Fueros, un grupo de sudamericanos(con aparataje técnico incluido) sonaba con guitarras y huiros, aquel pegajoso éxito que tanto retumbara en las combis de Lima y en las polladas de los conos, sonaba esa "melodía" popularizada por el Grupo Néctar: "el arbolito". En torno a los "músicos", un gran grupo de latinos nostálgicos quizá encontraban un lugar para ellos en la gran fiesta.

El "mercado intercultural" lo completaban los ecuatorianos vendedores de jerseys y abalorios, que levantando sus improvisadas "tiendas" del piso corrian cada vez que la policía se acercaba a desalojarlos del lugar. Tras ellos una bandada de "palomas negras", los africanos del "top manta", vendedores informales de CDs y DVDs piratas, temerosos del decomiso de sus mercaderías.

Por otro lado las rumanas cargadas de cartelitos y de fotografías de hijos, que dicen haber dejado en su país y que con caras compungidas imploran compasión para recolectar dinero.

Vendedores de globos, artesanos y finalmente aquella estampa carnavalesca no se completaría si no estuvieran por las calles, los mimos, los titiriteros, los caricariturista, los payasos y los malabaristas...en su mayoría extranjeros.


Mientras la fiesta de los navarros sigue su curso, iniciando con el txupinazo en la puerta del ayuntamiento, pasando por las celebraciones de las peñas, los adrenalínicos encierros, las corridas de toros, los conciertos, los fuegos artificiales y los cacharritos, hasta finalizar con el "pobre de mi, pobre de mí , se acabó San Fermín" con centenares de velas encendidas y litros y litros de vino, cerveza o calimocho bebidos durante los siete dias que dura la fiesta ( 7 al 14 de julio).

La celebración, claro está, como su nombre lo dice, es en honor a San Fermín , a quien a decir verdad, en ninguna de las veces que he ido a la fiesta le he visto un trocito de capa, quizá porque me dejara llevar por la euforia de la fiesta o quizá porque prefiriera perderme por las calles grabándome la imágenes de aquel "mercado intercultural".

Elizabeth Lino Cornejo. Con la tecnología de Blogger.