Ritual, arariwa, aynuqa y llameros en Pucará

sábado, 30 de agosto de 2008 · Posted in , , , , ,

Elizabeth Lino Cornejo
"Ahorita el zorro está llorando"

El siguiente texto está redactado en base a datos aportados por Wilber Ramos (28), poblador del distrito de Pucará. Wilber Ramos es líder comunal que forma parte de la Asociación Cultural Savia Andina, la que articula grupos de jóvenes de distintas comunidades del distrito, interesados en la continuidad de las costumbres tradicionales y la lengua nativa.
El distrito de Pucará es uno de los diez distritos de la provincia de Lampa, ubicado a 101 Km. al norte de Puno, a una altura de 3910 msnm. Es considerado como uno de los centros de cerámica más importantes del sur del Perú


Ritual

En el trabajo agrícola se asume una relación de encuentro entre el hombre y la naturaleza, en la medida que el hombre se muestre respetuoso de ella, la naturaleza mostrará sus bondades. El hombre andino “sabe relacionarse” (*). Esta relación se encuentra articulada por el ritual, “mediante el ritual se relaciona el hombre con los elementos de la naturaleza”. De la vigencia y permanencia de este ritual dependerán los productos obtenidos por la tierra. El momento actual muestra el desapego, la falta de continuidad y formas adecuadas con la ejecución de este, el cual se ve reflejado en la producción mermada de las cosechas: “Se va perdiendo el modo de hacer el ritual, por eso se pierden cosechas”.

Este acto pasa por la forma de relacionarse, por el respeto y la práctica genuina y sincera de llevar a cabo este ritual “El asunto es como nos relacionamos”. Este encuentro entre el hombre y la naturaleza es una actividad cotidiana pero que se intensifica en las fechas especiales de participación comunal “El ritual es todos los días pero no con la misma intensidad. Cada uno vela por su chacra con alcohol, vino, coca, va chayando”.

El ritual posee formas, “va acompañado de un secreto”. Además del pago que se le hace a la tierra (hojas de coca, alcohol, cigarros, flores, entre otros) se realizan actividades que fusionadas al ritual reforzarían su fuerza y garantizarían los favores de la naturaleza:

“Para la helada se lleva sal a granel y se pone al medio, en el centro de la chacra. En el fogón donde se cocina que está caliente, se pone agua en la olla y se voltea la tapa”.
“En Tuni Grande a 8 kilómetro de Pukará, van bailando de noche. Cuando cae helada o si el atardecer es anaranjado, bailan y hacen fogata”.


Arariwa

Dentro de la organización del trabajo agrícola la comunidad nombra al arariwa quien es un hombre conocedor, “es un sabio”. Receptor, transmisor y practicante de costumbres tradicionales propias de la comunidad. “El arariwa coordina la siembra”. Este hombre designado por conceso comunal guía con sus consejos, de acuerdo a la lectura que realiza de las diferentes manifestaciones de la naturaleza. Observa e interpreta, se encarga de realizar los múltiples rituales antes, durante y después del periodo de siembra. El campesino rige su trabajo en la tierra y espera los resultados de la cosecha de acuerdo a las interpretaciones y recomendaciones del arariwa. De esta forma las distintas particularidades de los elementos de la naturaleza: viento, lluvia, estrellas, comportamiento de los animales, etc., adquieren una significación que influirá en las expectativas de los campesinos respecto a la producción que esperan de la tierra.

Entre algunos de los elementos interpretados por el arariwa se encuentra el momento en que escucha el llanto del zorro. La diferencia de este llanto anuncia las características que tendrá la futura cosecha: “Si el llanto del zorro es acc ,acc, si se ahoga, no habrá buena cosecha. Si su llanto es como un aullido, la cosecha será buena”.

Agosto el mes cálido, es el mes especial de la tierra y agosto en su primer día se inicia con un ritual de agradecimiento, ruegos de fertilidad y buena producción a la Pachamama. En Agosto los campesinos después de realizar los pagos se preparan para la siembra y están atentos a las palabras del arariwa. En Pucará “ahorita el zorro está llorando” y los campesinos están atentos a los anuncios de este llanto que el arariwa se los hará saber en su momento oportuno, así estarán preparados para los resultados de su cosecha y comenzar con el periodo de siembra.

El arariwa observa las estrellas, las pléyades que aparecen en la madrugada: “sobre el 21 de junio”. Identifica tres partes en el brillo, las que su vez indican la época en la que debe darse inicio a la siembra: “Si brilla el tercio superior la siembra debe ser adelantada a setiembre o inicios de octubre. Si el brillo es en la parte media, es una siembra intermedia que debe realizarse en octubre en el día de los santos Lucas o Presentación. Si el brillo es en la parte baja, la siembra deberá ser tardía durante la celebración de Todos los Santos o Navidad 24, 25 de diciembre”.

Aynuqa

En Pucará “la tierra descansa cinco a seis años antes de volver a ser trabajada”. Las extensiones de tierra que posee la comunidad son divididas en seis áreas llamadas mandas o aynoqas. El trabajo de siembra y cosecha se organiza de tal manera que el pueblo entero trabaja una aynuqa por año. Mientras aquella extensión de tierra es trabajada, las restantes en su periodo de descanso - que es en el que vuelve a nutrirse para la producción- son abonadas por el ganado que pasta (se alimenta de la hierba ) .

La costumbre manda sembrar “el día del Santo”, así en agosto se siembra en nombre de San Lorenzo (10 de agosto, quinua) y Santa Rosa (30 de agosto, quinua). Para setiembre Natividad (8 de setiembre, cañihua) y así sucesivamente.

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"Los cencerros que llevan colgados las llamas en las orejas atraen las ánimas del maíz"

Llameros
En Pucará interesados en dar continuidad a prácticas tradicionales de supervivencia, grupos organizados de distintas comunidades del distrito han reactivado las rutas de los movimientos caravaneros. De esta forma una vez por mes realizan un recorrido por distintos pisos ecológicos comprendidos entre Macusani, capital de la provincia de Carabaya, departamento de Puno. Zona alpaquera por excelencia, ubicada a 5317 m.s.n.m y Marcapata, uno de los 12 distritos de la Provincia de Quispicanchis en el departamento de Cusco.

El recorrido dura ocho días, los productos transportados para “el trueque” son: harina de cañihua, queso, maíz, cebo, chicharrón y comida del lugar.
Estas caravanas de llamas conectan pisos ecológicos, recorriendo caminos transversales y verticales, activando de esta forma una interdependencia entre dichos pisos. En la actualidad con los viajes de llamas se encuentran conectadas entre cuatro a cinco regiones. “Estos viajes de llameros regeneran el ecosistema, construyen puentes y reconstruyen caminos”.

Así llameros de distintos pisos transportan sus productos locales para intercambiarlos por aquellos que sus espacios no producen por las características de sus geografías, “de los lugares más altos en los que se crían alpacas y llamas bajan los llameros cargados de carne y maíz”.El viaje de los llameros estuvo afectado en algún momento por asaltos, pero dichos incidentes han desaparecido gracias a la organización y actividad de las rondas campesinas. Los caminos que comprenden el recorrido no son del todo deshabitados, así en los lugares en los que hay pequeñas casas las personas muy hospitalarias brindan a los caminantes bebida y comida.

(*) Los textos en cursiva son palabras textuales del informante.

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A modo de conclusión:

A través de los datos aportados por nuestro informante podemos ver que la relación del campesino con la tierra en la actualidad no ha variado en esencia desde el registro de estudios de años pasados. Estos continúan, pero a su vez con su proceso de actualización, introduciendo elementos modernos a estos espacios (un ejemplo que podemos anotar es la filmación y el registro digital del recorrido de los llameros).

Está presente también la conciencia y la necesidad de la continuidad de costumbres tradicionales, expresado en actividades pensadas específicamente en las que se busca la transmisión de estos “saberes” (cursos, talleres y capacitaciones).

De la misma forma, se busca la autenticidad de la relación establecida entre el hombre y la naturaleza - la recuperación de la mística - mermada quizá por la influencia de factores externos a su cultura. Esto producto de los elementos de la modernidad: la tecnología (radio, televisión, internet) y las nuevas prácticas religiosas (evangélicos). Autenticidad que tendría que ser expresada en un ritual verdadero y comprometido que se conecta sinceramente con aquella fuerza sobrenatural. Compromiso y autenticidad que de no cumplirse se reconocerá más tarde en el producto recogido de las cosechas, tal como afirma Wilder Rojas: “Se va perdiendo el modo de hacer el ritual, por eso se pierden cosechas”.


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Elizabeth Lino Cornejo. Con la tecnología de Blogger.