La letra con imagen entra, sobre la denuncia gráfica de Guamán Poma de Ayala

El 30 de abril de 2011 por invitación de la Derrama Magisterial participé de una charla sobre el trabajo de Guamán Poma de Ayala, aquí mi texto publicado en el folleto informativo que la Derrama  hace llegar a los asistentes. Gracias por la invitación.

Felipe Guamán Poma de Ayala es considerado el primer cronista indígena del Perú colonial. A través de su trabajo, nosotros lectores contemporáneos, podemos conocer la situación política y la estructura social de finales del siglo XVI e inicios del XVII. La crónica que nos da cuenta de este momento histórico nos presenta un material tan complejo que podemos deducir que fue escrita con más de un objetivo. Pero el que prima sin lugar a dudas es el de convertirse en una denuncia del contexto sociopolítica y de presentar un proyecto de un nuevo orden, “buen gobierno”, basado en la estructuras sociales del Tahuantinsuyo.

La crónica de Guamán Poma no estuvo destinada a un gran público, su destinatario fue Felipe III, rey de España. Una denuncia a quien representaba en ese momento la máxima autoridad. Para ello debemos ubicarnos en este momento, Felipe III a través de sus decretos y ordenanzas era visto como la figura ordenadora; un sujeto lejano espacialmente a quien  nadie conocía personalmente, nadie ha visto al rey en este lugar. Las relaciones y comunicaciones venían a través de las autoridades delegadas por él y quienes habrían distorsionado el mandato de su voluntad. Por eso era importante hacérselo saber directamente, sin ningún mediador que censurara esta denuncia. Nuestro cronista no imaginó la dimensión que su documento cobraría siglos más tarde y mucho menos que nos convertiríamos en acuciosos lectores de su trabajo.


Guamán Poma propone el reordenamiento y la administración que debería tener esta sociedad colonial bajo normas andinas, una forma de gobierno que debiera estar en manos de las élites indígenas y bajo el gran orden del rey. Su reclamo, evoca la administración bajo la cual se gobernaba el Tahuantinsuyo y propone un reordenamiento en la que, la nueva raza mestiza no tiene cabida, y se lamenta de la disminución de indígenas que a la larga trae el desmedro de ganancias que beneficiarían a la corona. Para Guamán Poma es fundamental restituir el poder a las élites andinas. Las que en el Tahuantinsuyo, tenían un lugar de privilegio alcanzadas por razones muy distintas a las que imponía el orden colonial, el que se estaba basado en la posesión de bienes y capital.
Para él la voz de esta élite es primordial y se confiesa parte de ella, justificando y exaltando su linaje y estirpe. Guamán Poma se declara descendiente de los Yarovilcas y nieto de Guamán Chava, de quien afirma, fue el segundo personaje del Imperio en tiempos de Huayna Cápac. Así desde la ideología de su proyecto legitima su voz enunciadora.  


 Guaman Poma etnógrafo visual


Para sus demandas de justicia, el cronista elije dos lenguajes para su argumentación. Utiliza el “verbo”, la palabra escrita que no solo se limita al castellano, sino que introduce el quechua, el aymara y otras lenguas indígenas mediante las que testimonia de la vida cotidiana en estas “Indias”. Es importante señalar que, el uso de los distintos idiomas trae consigo un imaginario propio que guarda la memoria de cada lugar.

El otro lenguaje quizá aún más contundente es el de la imagen, el que se convierte en un documento poderoso de información que tiene discurso propio, independiente del texto escrito. No es sólo un apoyo para entender éste, el trabajo de la imagen en esta crónica va más allá. El detalle y cuidado que Guamán Poma le ha puesto a la descripción gráfica es la de un observador meticuloso, el ejercicio paciente de un etnógrafo que observa un espacio y lo describe con pormenores, pincelando cada situación para presentarnos era realidad que denuncia.

La imagen es un lenguaje capaz de comunicar más aún que el texto escrito, en un sentido más amplio diría que es más accesible y contundente. Esta da la oportunidad de detenerse en detalles de gestos y miradas, de tamaños y apariencias. La imagen acopia un gran discurso que puede llegar a comunicar al interlocutor en forma más inmediata y categórica.

Así la imagen es utilizada por Guamán Poma como un instrumento que describe y permite el análisis de esa realidad diferente a la nuestra en tiempo y espacio. Guamán Poma era consciente de lo que ella podría ser capaz de lograr, quería que los ojos de su interlocutor vieran lo que él estaba viendo. Quizá esa fuera la intensión del cronista al decidir redactar su misiva en dos lenguajes conjuntos, tenía que ser lo más claro y rotundo para que su denuncia y propuesta de un “Buen gobierno” sea escuchada por el rey. Tenía que mostrarle que ellos seguían los preceptos de la religión, que se mostraban obedientes y conocedores de aquella palabra mandada a predicar por él, que eran una cultura conocedora de una organización que garantizaba un gobierno sin poderes corruptos ni abusivos y que habían renunciado a “idolatrías”.

El uso de estos lenguajes combinados, que bien fusionan independientemente uno del otro, es estratégico para Guamán Poma, él había visto como los colonizadores habían hecho lo suyo en esas tierras con palabras e imágenes, él se había educado en ello. Les obligaban a firmar documentos, les mostraban rostros nuevos en sus evangelizaciones, imágenes con las que se infundían temor y los sometían ¿Por qué entonces no usar el mismo lenguaje para entablar el dialogo hacia el otro lado? No dudó en usar el poder de la palabra escrita que detalla la denuncia y hacer uso del impacto que provoca la imagen. De esta forma asegurarse de no dejar dudas a su destinatario.

Pero este texto nunca llegó a manos de quien debía haberlo hecho, Felipe III no conoció la denuncia de Guamán Poma de Ayala. El destino hiso que se depositara entre otros tantos papeles y llegara a nosotros en un largo viaje de ida y vuelta para reconocernos en el pasado. Para mirar desde nuestro presente y ver que la situación de desgobierno no ha cambiado mucho. Si bien la propuesta de Guamán Poma era la de excluir a los mestizos, la raza nueva en ese momento, podemos afirmar que nuestra tierra está hecha hoy de esa gran gama de colores de pieles que comparte un mismo espacio geográfico.

El ideario del cronista  no cambia, la lucha por nuestra autonomía, el reconocimiento y la restitución de nuestros derechos en un orden social que permita la integración de nuestras lenguas y saberes, con oportunidades para todos. Permitiéndonos una mirada a nuestro pasado y con esa savia  fortalecer nuestro presente. El panorama que nos presenta La nueva crónica y buen gobierno nos invita a mirar con detalle más allá de la palabra escrita y buscarnos en los cientos de imágenes que nos muestran los infinitos rostros de nuestro país.

Elizabeth Lino Cornejo. Con la tecnología de Blogger.