Te voy a contar Blog de Elizabeth Lino Cornejo

Al sur de Lima, a dos horas en autobús, en la provincia de Cañete se encuentra Santa Cruz de Flores, un paraje verde en medio de tierras desérticas y en las cercanías del mar. Lamentablemente el terremoto del 15 de agosto del año pasado también causó daños por aquí. Hoy se trabaja en la reconstrucción (lenta) para volver a la normalidad, para hacer habitables aquellos espacios caídos.

Flores guarda muchas historias que contar, una de ellas es una curiosa leyenda que le atribuye la responsabilidad a una mula, de haber casi guiado a su dueño a este lugar, para luego ser habitado:

Iba un arriero a comercializar sus productos entre dos pueblos y en algún lugar, una de sus mulas apartándose del grupo se habría perdido. Por no perder tiempo el hombre no fue tras el animal. Pero de regreso, una vez echa la compra y venta de productos en el pueblo contiguo, pasó a buscarlo. Se sorprendió al encontrar al animal sano y salvo en medio de un paraje verde que además tenía un río hermoso, que daba vida a aquel lugar.

De regreso a su pueblo el hombre comentó lo sucedido a su gente y les habló de este lugar en el que su animal perdido no había muerto, ni de hambre ni de sed y les habló también de cuan posible sería la vida en aquella tierra donde por su verdor y fertilidad podrían sembrar lo que quisieran. Cuenta esta leyenda que fue así como el lugar se fue poblando y llenando de cultivos que hoy abastecen con su producción a una gran parte del país. En Santa Cruz de Flores se produce vino y pisco aun con proceso artesanal. En las chacras hay uvas, peras, manzanas, albaricoque, maní, ciruela, yuca, camote.

Una de las cosas que más disfruto cuando llego a un lugar nuevo es oír las historias que relatan sus niños. Los pequeños informantes que con inocencia y una soltura envidiable sacan de donde pueden palabras para reconstruir relatos, narraciones, cuentos que oyeron de sus padres, de sus abuelos, en las calles, en sus casas. Las historias de su comunidad que les otorga una identidad.

Reproduzco aquí algunos de los relatos que compartió conmigo un grupo de niños de Santa Cruz de Flores en este verano, en medio de aquel paraje verde con su río hermoso, entre juegos, música, teatro y palabras muchas palabras para contar:

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Me han contado que en el local comunal de Flores había un fantasma y dice que unos chiquitos estaban jugando, entonces se les apareció el fantasma. Tenían que saltar por algún lado porque el fantasma no podía subir. Saltaron por todos lados. El fantasma se dobló su rodilla, se dobló el pie también.
Luis

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Había un señor que fue al cementerio y de pronto miró el calendario y vio que era día de la bruja, fue a comprar su velita y su vela se transformó en un hueso.
Sebastián

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La mona estaba en medio de la plaza y asustaba a los borrachos, a nosotros también, pero sólo cuando había apagón. Asustaba los que se quedaban hasta tarde cuando no había nadie. La mona era una bruja que se convertía en cualquier cosa y vivía en la palmera.
José

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